lunes, 18 de febrero de 2013

GOYA ESTABA SORDO Y ANOCHE SANGRÓ VERDE



Conozco a Pablo Cervantes, el músico. La putada que le hicieron fue infame con el Goya "equivocado" a la mejor canción. Rectificaron equivocándose, ahora sí que sí, para dárselo a "Blancanieves". Ya explicarán dónde estuvo la cagada o la carta descubierta o los trileros mal entrenados. Luego le dieron el Goya al mejor guión "original" a Pablo Berger por "Blancanieves", otra vez. Los Hermanos Grimm y yo apagamos la tele en ese momento. No sé si más cabreados que estupefactos o al revés. Ceremonia aburrida y mediocre aparte, si así protestan los actores contra el golpe de estado a la cultura, a la sanidad, a la educación o a la abolición de los derechos laborales en este país, son los Tele Tubbies. Ellos, los directores y el resto de la vaina. Con todas sus quejas, experiencias familiares, testimonios y descarnados apoyos solidarios para la gente que lo está pasando mal no lleno una hojita de Moleskine con lugares comunes y "me mojo, pero sólo la puntita". Sin contar que los chistes de Eva Hache habrían sido más incisivos en boca de Ned Flanders. Ay, los corruptitos. Mejor estuvo González Macho con su protesta de sargento cantina. Seco, convincente, y con su pequeña broma capilar, pero sin perder su condición de discurso injerto. En fin. Que para mí fue un bodrio aburrido y decepcionante con la bochornosa metáfora añadida de que, frente al clamor de la calle, la triunfadora absoluta de la noche fue una película muda. No pienso verla. Soy un tío rencoroso. Sólo recordar que Goya estaba sordo. Otra metáfora hiriente más. Y un último consejo. Si te recortan o si te apuñalan, y sangras verde, vete a que te lo miren. A lo mejor es que estás podrido. Tú, la Academia, El Artista y La Modelo. Deseandito de ver la última de Bruce Willis.