viernes, 11 de abril de 2014

LOCUTORIOS EN MANOS DE LA POLICÍA


El anteproyecto de la nueva Ley de Seguridad Ciudadana prevé en su artículo 24 que los inmigrantes sin papeles no podrán usar locutorios o cibercafés. Los dueños de los establecimientos serán obligados por ley a pedir la documentación que exija el Ministerio del Interior y a restringir el acceso a teléfonos o internet, so pena de multas de hasta 60.000 €, si, pese a todo, un chaval senegalés consigue llamar a su madre para decirle que ha llegado bien a España, el paraíso soñado, y no tiene aún el permiso de residencia, de trabajo o de respiración en la vía pública, el muchacho, todavía sangrando por las concertinas, todavía con siete huesos rotos y la marca de una pelota de goma sobre su ojo amoratado: "Mamá, estoy bien..." ¿Qué maldad se ha adueñado de este gobierno de animales? ¿Quién es aquí el Tercer Mundo? ¿Quién puede impedirle a nadie gastar sus monedas en hacer una llamada o conectarse a la red porque no tiene un determinado papel en el bolsillo? ¿Vas a poner a los inmigrantes a hacer de delatores de los inmigrantes, dependiendo del lado del mostrador en el que se encuentren? ¿A los españoles también nos van a pedir la documentación? ¿O sólo se lo pedirán a los del color foráneo y las pintas andinas como hacen los países civilizadamente racistas y directamente podridos? Si este artículo 24 se aprueba, con tantos otros como parece que apestan el cuerpo total del anteproyecto, no creo que nos quede otra salida que el plante... Por dignidad. Porque nos avergoncemos de ser de la misma nacionalidad que los miserables canallas que nos gobiernan en este momento. Y pararles las pezuñas de una vez por todas. 

CUERPO DE COMISARÍA




Hoy era el tema del chiste de Forges en El País. ¿Dos oficios con futuro en España? Narcotraficante y corrupto. Pero que el narco sea internacional (adiós a la justicia universal) y que el corrupto sea nacional (adiós a la justicia a secas).  Hagas lo que hagas en esos dos campos de la actividad humana, tienes garantizada la impunidad. A esos dos oficios yo añadiría el de torturador franquista. Hayas hecho lo que hayas hecho tienes garantizada una pensión, una protección, unas condecoraciones y el aplauso de los jueces que, incluso, cuidan de que los malvados fotógrafos no saquen tu careto de malnacido durante el juicio. Y a la salida un monocasco, como el Prestige. Dos tiparracos como Billy el Niño y el capitán Muñecas (arriba los dos pasmas en plasma con plasma de oficio en la cara), dos sádicos conocidos y en alegre e impune libertad por las calles de Madrid a los que tiene que reclamar la justicia argentina (en vano) para que aquí podamos tener un simulacro de intento de amago de paripé de ponerlos en su sitio. Si fuera el último reducto del franquismo que quedara en este bendito país de mierda, casi que dábamos por buena la amnistía del 77 con estas alimañas (aunque los delitos de lesa humanidad no prescriban nunca), pero es que estos dos bichos son los leones de las cortes, colega. Los pines de solapa de todo lo que hay dentro. Dos torturadores aforados con nombres de manga ibérico en el tebeo que leen los fascistas sobre las cunetas de los asesinados en la guerra civil. Los perturbados de psiquiátrico con los que se descojonan los nietos de Franco ahora que ha muerto Cela y que sacarle un ojo a la gente en las manifestaciones o matar a quince inmigrantes a hostias en el agua vuelve a ser normal en la comisaría gigantesca en la que se ha convertido España. Y si es lo que están buscando, por medir fuerzas, a mí se me está poniendo eso que llaman "cuerpo de comisaría" una cosa mala... Un cuerpo de comisaría total, colega.