viernes, 29 de junio de 2018

OLE POR EL NUEVO SAN JORGE DE ESTELLA


Por un afán "realista", los directores de arte de las pelis de ciencia ficción y las de época cometen a menudo el mismo error bien intencionado, que es el de envejecer meticulosamente objetos y escenarios. Nada más "guay" que ver una nave estelar ultramoderna con polvo o con grietas en su "aparataje". Nada más "auténtico, colega" que una estatua mutilada en una película de romanos... Y la pregunta es: ¿Es que nunca estuvieron en perfecto estado? ¿Ni "entonces" siquiera? Ya me refiera a una escultura policromada o a un "cobete" espacial nuevo de trinca, en algún momento estuvieron recién sacados del estuche... Pues bien, a mí la restauración "aficionada" que le han hecho al San Jorge de Estella me parece preciosa. Y la vidilla que le han sabido dar a esa cara es de un gran mérito. Si nadie se había imaginado qué aspecto tenía esa talla cuando estaba nuevita, aquí lo tienen. ¿No era Picasso el que envejecía sus bronces echándoles una meada todas las mañanas desde el balcón? Pues aquí tienen un rejuvenecimiento con orina Pantone. Y nada que ver con Disney, que es mucho más Pixar. Que salga el artista a saludar. Tiene mi aplauso. De la misma manera en que no tengo el título de licenciado en Bellas Artes, mi aplauso sí lo tiene, y a lo mejor por ahí viene la polémica... Por alguna sutil conexión, me recuerda a esa anécdota que me contaron de una clase de preescolar en que a los niños se les dejó que pintaran lo que quisieran... Una niña pintaba y pintaba muy concentrada tapando el dibujo como podía con los brazos... La profe le preguntó qué estaba pintando...
-Estoy pintando a Dios -contestó la niña.
-¡A Dios! Caramba... ¿Pero tú sabes cómo es Dios?
-Estás a punto de verlo.