jueves, 15 de noviembre de 2012

BALANCE


Parece que lo decía El Roto en una viñeta que citan hoy en El País: "Cuanto más me fijo en los números, más borrosa se me vuelve la gente". Es el mismo bochorno que produce saber que la "delegación" del gobierno cifra en 35.000 los manifestantes de ayer en Madrid y los sindicatos en un millón de personas. La imagen patética de dos mentiras cara a cara. Pero el salvapantallas que se me ha quedado tatuado en la frente es la imagen de los antidisturbios zumbándole a la peña como si fueran esteras, con una violencia que ni en las películas de Spike Lee. Gente parada o intentando refugiarse, y recibiendo porrazos a cámara rápida. Hasta un niño que respiraba por allí pilló lo suyo (cuatro puntos en la cabeza, rasca y gana). Pero luego son los antisistema los que queman y destrozan mobiliario público y escaparates, evidentemente. Dos negociados, dos targets distintos: la policía a destrozar personas, de pura impotencia; los radicales a quemar contenedores, de pura impotencia también. Cita sexual a ciegas en la primera barricada de amor que les venga bien a las dos orgías. Me reconocerás por mi pelota de goma. Me reconocerás por mi piedro. En la guerra civil se lo montaron mejor. Los maricones. Y en medio, la "ciudadanía" con la boca abierta en cualquier eslogan. Puta Merkel y para casa. Puto Rajoy y para casa. En la tele De Guindos, que no lo ve oportuno. En la tele, los de Intereconomía, que si un fracaso. En la tribuna, Méndez y Toxo cantando La Internacional. El Festival de la Oti del apocalipsis. Que me anestesien hasta que pase todo este desfile de teleñecos atontados. Estoy con los muertos.