domingo, 27 de noviembre de 2011

DE OCUPANTES, OKUPAS Y OKUPILLAS

Leo que han okupado y desokupado la casa de Góngora, todo en un santiamén, y de inmediato pinto una copia del retrato que le hizo Velázquez al cordobés. Yo no me quedo sin okupar algo suyo, también (tela con Don Diego, otra vez: qué monstruo, qué pinceles, qué difícil...). A lo que vamos. Reverte habla del asunto hoy en el ABC. Pondría el enlace con su artículo (de mil amores), pero tengo el internet que le cabe en la garganta al mosquito que le picó a Bill Gates, y si doy el salto a robarle la pera al periódico monárquico igual no puedo volver a este cuaderno en un par de horas. Resumo: a Reverte lo que le hace gracia del asunto es el susto de los okupas cuando los echaron por la fuerza los esbirros "privados" (digo yo) del propietario del inmueble, no la amable policía. El susto y la indignación porque los intrépidos sintecho se lo contaron acto seguido a unos periodistas que pasaban por allí, y pidieron solidaridad y refuerzos por SMS a los suyos: x fi sos. Les sale mal la jugada y se lamentan amargamente, ay. Es una injusticia, dijeron los Calimeros. Porque okupas de verdad, me da la impresión que no eran. Okupillas, en todo caso. Quien entra por la fuerza, si sale por la fuerza, de qué se queja... Más o menos, lo que escribe Reverte, que estaba cabrón, y con ese puntito chulo lúcido y malaleche que le entra con los pamplinas patrios y sus aventuras de Pin y Pon. Pues sí, don Arturo. Casi que opino lo mismo, burlas aparte, pero ma non troppo... Donde usted ve una cagada concreta y hasta sintomática de los perroflautas, yo sólo veo un fallo en la alineación. Mala delantera. Así que no decaiga la afición por unos torpones del filial que esa noche ni habían entrenado, seguro. Que no decaiga e insistir, sin tregua, a saco con todas las okupaciones que hagan falta, que son muchas. Ningún desalojo sin respuesta. Con okupas de verdad, delanteros con olfato de gol, y no con Erasmus de ocasión. A lo gordo y en general, de acuerdo con usted, señor Reverte, qué mal que te entren en casa y tal, pero a lo fino y en lo particular, no son casas realmente, sino propiedades, que es muy distinto. Porque no conozco a ningún OKUPANTE que se meta en ninguna casa o vivienda con OCUPANTE, aprovechando que el dueño ha salido a por el periódico o que los niños están en el colegio y la madre en la peluquería o de Million Dollar Baby en un gimnasio. Entran en edificios vacíos, básicamente propiedades guardadas en barbecho en el colchón del que especula con ellas mientras el gobierno se toma por el pito de un sereno "el derecho a la vivienda" que ampara la Constitución (qué risa). Y no sólo para vivir en ellas, que también y por supuesto, sino para organizar bibliotecas, talleres, exposiciones, guarderías, comedores sociales... ¿Mejor cuatro plantas de cascotes, ratas y mierdas de gato que un edificio okupado? Parece que todavía va en gustos la cosa, pero yo lo tengo claro. De okupar, OKUPAR a lo grande, con todas las consecuencias, ya vengan los palos de los esbirros de los dueños (un banco, una marquesa, un humilde joyero con chalet en la Moraleja y bloque en el Barrio de las Letras), o vengan de la propia policía (esbirros de un banco, de una marquesa, de un humilde joyero con chalet en el Congreso de los Imputados y bloque en el Barrio de las Letras). ¿O es mejor lo otro? ¿La desocupación de las casas con gente pobre dentro que llaman desahucio? Ahí sí que no falta la policía y toda la verbena legal para la okupación perversa de los bancos. Lo dicho. A más desahucios y más desalojos, las okupaciones correspondientes. Góngora habría hecho lo mismo con la casa de Quevedo. También Quevedo con la casa de Góngora. Y con la de Lope. Y con el mismo Convento de las Trinitarias, a unos metros. La diferencia, cachis la mar, es que ellos no la habrían cagado comentándole a ningún periodista el susto que les han dado los malos, mira que sacarnos asín las vergüenzas a la calle y de malos modos... Supongo que los okupas de verdad que estén al tanto de la historia se habrán llevado las manos a la cabeza por la mala imagen. No porque a su gente la hayan puesto de patitas en la calle (de donde venían, por otra parte), sino por haber lloriqueado. A okupar se viene llorado de kasa, guapitos. Toda la mañana de cara a la pared y que os aprendáis diez poemas de "Las Soledades" para la hora de comer. Eso sí que va a ser estar okupados.