viernes, 17 de diciembre de 2010

VEN AQUÍ, 2011, QUE TE VAMOS A HACER VIRUTA


Tal vez haya otro par de representaciones estéticas de la felicidad, otro par de puestas en escena -una vieja fumándose un puro, un niño en un parque meando potentemente en arco-, pero como un plato de jamón nada. Como ese atrezzo poético del optimismo, nada. Tampoco es la capitular del enésimo "otro poema" sobre los dones o cualquier otro regate literario, otra sublimación malabarista frente a la penuria cósmica. Eso de arriba se come (o al menos eso he intentado). Mira que busqué fotos buenas de raciones de jamón. No me convenció ninguna del todo. Y, oh, desgracia, tampoco tenía modelo en casa. Así que la ración de arriba es un jamón de memoria. Un jamón Proust. La anagnórisis del jamón ideal. Pero la masticable. Medicina blanca. Carne de fuego. Diario de los Cerdos Faraones, Proust, no te equivoques con tu mojama de cisne o con tu cecina de madalena. Jamón ibérico. Eso ondeando en la punta de un cuchillo jamonero es una bandera (ya he visto un icono parecido por ahí, en la web de unos tales machacas y becarios). ¿Y el plato cascadito? Pues como Mihura, que bendecía su cojera cada vez que un crítico se apenaba de él y no le castigaba demasiado en los estrenos. Jamón y optimismo terrenal. Eso que he pintado arriba, con su hambre y su sabor y su olor y su tiempo y una inagotable botella de buen vino tinto. Que alguien ponga el pan y los chistes. Ven aquí, 2011, que te vamos a hacer viruta.