sábado, 3 de junio de 2017

SECUENCIA LÓGICA EN WALL STREET



En el principio fue el toro, la escultura de Arturo Di Modica "Charging Bull", una cosa clandestina de más de tres toneladas que el artista colocó por su cuenta en diciembre de 1989 en Wall Street para animar a la economía estadounidense a confiar en sí misma tras la crisis del 87. A los de la zona les gustó mucho el regalazo de adrenalina y así permanece el toro de lata hasta el día de hoy, arrancando eternamente su embestida. Un símbolo, una marca, un aliciente: a por todas... En España, los antitaurinos habrían puesto el grito en el cielo por el cruel espectáculo con animales en la calle, el alcalde le habría aplicado la antiterrorista por grafitero en 3D, y Barbijaputa estaría todavía despotricando contra la testosterona y los macromachismos urbanos.


Luego, más de veinte años después, llegó La Niña Sin Miedo, por el Día Internacional de la Mujer. "Fearless Girl", de la escultora Kristen Visbal. Una exquisita y potente figura infantil desafiando a la bestia de los mercados. Intrépida. Gallarda. Alentadora... Sin miedo. Una delicia, ¿no? Por supuesto, si obviamos que fue ideada, encargada, pagada e instalada precisamente ahí por una firma de inversiones (State Street Global Advisors) que supo hacer una depredadora campaña de publicidad a su costa con todo el éxito del mundo. Puyitas entre liberales y brokers... Evidentemente, a Di Modica se lo llevaron los demonios. Tergiversaban su discurso artístico. Él no puso su toro ahí para que le apareciera una niña de repente y su héroe quedara como un bicho desquiciado cargando contra la... Inocencia... ¿Contra la Pureza? Le habían fastidiado el concepto y hasta su propiedad intelectual. A unos metros, pero le habían tocado a su toro. Se lo habían manipulado. Paciencia, Arturo. La niña no va a durar. Hemos firmado que la escultura es circunstancial, eventual, provisional... Pero a la gente le ha gustado a rabiar y parece que la Niña ha cogido sitio y se queda un ratito más...


Una maravilla, sí... Hasta que un amigo de Di Modica también ha conseguido su trocito de pared en el grafiti escultórico colectivo hace unos días y acaba de colocar a su caricatura de perro meándose en la pobre niña sin miedo.  ¡Palimpsesto...! ¡Herejía...! ¡Humedad...!


Es "Pissing Pug", de Alex Gardega. El coleguita de Di Modica dice que lo ha puesto ahí para joder a la niña como la niña se puso ahí para joder al toro... Secuencia lógica... Conociendo las motivaciones y los estímulos de los artistas a la hora de concebir sus obras, lo bien que se entiende el arte, ¿verdad? Para que luego veamos una cueva con pinturas rupestres y no tengamos la más mínima duda de que lo que les molaba era pintar menús.

OBISPER CONTRA INVADER










El obispo de Málaga, Jesús Catalá, arriba, piensa que los matrimonios homosexuales son como la unión de un hombre con un perro o la de un bebé con un anciano. No lo dijo entre tarados eclesiásticos de su ralea o en una rueda de prensa para adultos (zoofilia, pederastia, etc), sino ante quinientos estupefactos escolares que sintieron cómo su viscosa lengua de perturbado se les introducía en los oídos de repente. Ahora se ha propuesto que metan preso a un artista urbano, Invader, por echarse unas risas en el mismísimo Palacio Episcopal de Málaga, esquina con Santa María, y "Santa María" ilustrada con la gitana del Whatsapp pixelada. Y en otros lugares, la Madre De Dios marciana abanicándose, extraterrestres tomando birras y la calle Bolivia tan natural ella... Así que a favor de Invader, que es francés. Así que a favor de Invader, que se ríe. Y contra la invasión de cucarachas negras que habría que exterminar con rayos gamma. Una idea: a la entrada de la Calle Larios, en alguna pared bien visible, una señal de peligro para todo el que se adentre a disfrutar con el casco antiguo de Málaga. Cuidado, OBISPER CALENTURIENTER.