jueves, 29 de mayo de 2014

DEMASIADA MALA CASTA


De: Pepe Al Corta (El Alcorta)
A: La Cúpula
Sección: Cohorte Los Jurados
Cupulita: Rogelio Dos Tiros

Esperando por la presente que se haya v.d. recuperado con salud de nuestro último tiroteo con los Concejales de Urbanismo, con el debido respeto me dirijo a v.d. para aceptar la jubilación anticipada que se nos sugirió en el pasado congreso en Valdepeñas. Lo dejo, jefe. Y no es la edad. Son los tiempos. ¿Se acuerda del difunto Romerito? Pues yo he estado pensando en él todos estos días. Romerito, al que le sonó el wasap con Shakira en el funeral de la madre de Turienzo; el que le compraba pilas ecológicas a las pistolas Taser y luego había que tirar siempre con bala, a la antigua, porque esas pilas sólo hacían cosquillas. Romerito. Con treinta años y ya criando un cuchillo de cocina en la cabeza. De acuerdo, se lo metió usted. Porque nos tenía a todos hasta las narices. Un cuchillo de cocina hasta el mango cuando dijo que los versículos de la Biblia, Isaías 12:35, Duteronomio, 10:20, parecían las horas en un reloj digital... Romerito, el gilipollas. Pues en él he estado pensando, jefe. Y lo dejo. Romerito sólo era una señal (difunta) de que no valgo para estos tiempos que corren. Por la culata de mi Smith & Wesson, que ha trabajado más cogotes que un peluquero, que no estoy dispuesto a seguir arrastrándome por las inmobiliarias para comprobar que ya se nos ha adelantado un diputado provincial. Por la espuerta de cuero italiano en la que hago el cemento de los lastres que no voy a sobornar más a un juez corrupto para que ya lo haya hecho un senador por Murcia. Por mi puño americano de oro con la cara de Jesús Gil que no tengo ya cuerpo para secuestrar a un testaferro y que lo primero que me diga cuando le quito la mordaza es “jódete, que estoy aforado”. No puedo más, jefe. Antes podíamos enfrentarnos a la Banda de los Sacapíloros de hombre a hombre, a tiros y a navajazos, y el último con vida que llamara a las madres (todas en las agendas de los móviles, las primeras por la “M”), pero cómo te enfrentas hoy en día a la Diputación de Burgos, por poner un ejemplo cruel. Antes podíamos torturar a un diputado para que cantara llorando, pero hoy en día somos nosotros los que lloramos si canta... Como con el último de las Cortes Valencianas, que hasta El Calandraca echó la pota cuando confesó. El Calandraca, el que puso en la mesa los dientes de oro de su madre por una apuesta de juego, y el resto del cráneo, que había tenido que darse prisa en el cementerio... Yo no puedo más con esto, jefe, y mire v.d. que lo he intentado, que hasta me presenté voluntario para estudiar sus métodos de incógnito en aquel Congreso del PP en Castellón... y volví sin la cartera... Usted siga contratando muchachos nuevos por Twitter, pero yo lo dejo. Han sido años muy buenos, pero el día del atraco en la Constitución para La Banda de los Alemanes ya le dije yo que se habían acabado. Luego los de Bruselas, los suizos, los consejeros de las autonomías, los asesores, los delegados... Demasiada competencia. Demasiado intrusismo. Demasiada mala casta. Así que lo dejo... Si no recibo propaganda de los chinos en el buzón durante diez días, entenderé que mi solicitud ha sido aprobada.

P.S.: En el caso de que El Algarrobico siga adelante, viviré los años que me queden de esa mierda de comisión (me la cedió al cuarto dedo cortado un concejal de la zona); de lo contrario, es probable que me presente a las claras a alcalde de mi pueblo: una trayectoria, una experiencia, una impunidad.

Suyo affmo.

El Alcorta.