lunes, 29 de enero de 2007

LIBRO DE HORAS (8)


Han abierto el Circo Price aquí al lado. Un portaviones de payasos. Un arca de Noé para funambulistas, trapecistas, equilibristas, malabaristas, tragasables y escupefuegos. Venid todos aquí, que va a caer la de Dios es Cristo. Venid por parejas. Las siamesas no hace falta. ¿Alguno de vosotros sabe hacer humor físico por internet? Sesión de madrugada, precios especiales para directivos, niños y familias desestructuradas. Risa garantizada. Miedo también.

El otro Circo es más siniestro aún. Llevan toda la mañana anunciando créditos para arruinados, enfermos y parados. Toda la mañana anunciando máquinas para hacer que tu cuerpo sea más de plástico y tu cabeza más de corcho. Toda la mañana hablando de violaciones, muertos, desastres y asesinos. A un niño que esta mañana le coja fuera del colegio, de las drogas y de su madre psicópata, la tele le va a enseñar un par de cosas cojonudas: que alguien ha secuestrado a los dibujos animados buenos y que los adultos somos lo peor.

Recordad el Circo de Pulgas. Era un Circo radiado. Hoy en día podría sustituirse por un Circo de Virus Informáticos. ¡Salto mortal con doble tirabuzón del Gran Troyano! ¡Mirad con qué valor se arroja desde cincuenta metros de altura el Gusano y como cae justo en el centro de la palang…! Se desinfectó. Pobre. ¡Pero el espectáculo debe continuar! ¿Queréis ver a Bill Gates Buffalo Idem disparando contra una manada de spam?

Radionovela: El Troyano, La Bitácora y el Hombre sin Vida Real.

Güija para invocar a Charlie Rivel: con las nuevas sillas de diseño sí que ibas a llorar, viejo.

Correo electrónico a Ringling: Sherlock Holmes, con menos pistas, tenía más mérito.

Correo electrónico a Charlton Heston: si te asustó ver a la Estatua de la Libertad enterrada, espera a ver cómo quedan los chiringuitos de Torremolinos cuando pega el levante. Y deja el rifle, que estamos desayunando.

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