jueves, 11 de julio de 2013

LA ESCALA DE MOHS DE LOS POLÍTICOS QUE ME RAYAN



En el género bobo de los políticos españoles hay tallas Súper XL. En lo que dicen, en lo que hacen y en lo que aparentan. Cuando una cosa mediocre engulle para sí toda la luz a 125 voltios que hay a su alrededor como un agujero gris del espacio... catalán, es que acaba de aparecer Alicia Sánchez Camacho en la tele y está diciendo algo marrón, labiudo, operado, mediocre y estridente. Eso sí, por 80.000 euros le callas la boca, como los detectives de Método 3, los anacletos de la señera. Modélica ella. Súper XL. Del género que dije antes. Y xenófoba. Y reprimida. Y represora. Y que no la aguanto. En la escala de Mohs de lo insoportable, esta mujer araña la jeta de Esperanza Aguirre. Y también me raya a mí, como bien se puede comprobar arriba. Zanahoria, plátano, marido... Zanahoria, plátano, marido...
(Si la animación no aparece automáticamente, hay que clicar en la imagen)

Pero si es que la admiración por ella me viene de hace años... Yo he mejorado un poquito con los pinceles. Ella como que no...



7 comentarios:

  1. Lob, Alicia será lo que quieras, pero no me negarás que tiene su revolconcillo...

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  2. ¡Las sales! ¡Que alguien me pase las sales...!

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  3. En su boca muere la verdad (Alicia, ‘alezeia’, “verdad” en griego).

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  4. ¡Qué horror!
    A mí me estomaga y no comprendo como a algunos hombres les guste, pero en fin... tiene que haber gustos para todo.

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  5. La última vez -antes de la presente- que pronuncié el palabro (un tanto machista, lo reconozco)"revolconcillo", lejos de recoger una respuesta escandalizada como la de ustede vosotros, mi interlocutor me dio MEDIA razón. Me explico.
    Habíamos entrado en una galería de arte creyendo que la muestra estaba operativa pero aún procedían a colgar los últimos cuadros. Era una exposición de Álvaro Delgado.
    La directora de la galería es una cuarentona de buen ver, rubia del frasco, minifaldera y muy aplomada. Estaba de espaldas a nosotros, cara a la pared, empinada sobre las punteras de unos zapatos de tacón de aguja, los brazos alzados para colgar de las alcayatas una de las telas. No pude por menos que admirar -pese a no ser más voyeurista de lo normal- aquellas pantorrillas tersas en plena tensión, el hueco poplíteo brillante entre los dos pliegues que lo delimitan horizontalmente, las inserciones de los músculos del bíceps femoral, los glúteos pizpiretos... Se me escapó: "Tiene su revolconcillo la empresaria, ¿eh?" El otro inició una mueca de asentimiento que se le congeló a medio recorrido (por eso digo que me dieron "media" razón). Comprendí que algo pasaba y fue entonces cuando reparé en el hombre que estaba a un par de pasos detrás de nosotros: era el marido-galerista consorte...
    Estoy casi seguro de que oyó lo que dije, pero lo cierto es que puso cara de poker, fuese y no hubo nada. Pero pudo haberlo y me lo hubiese merecido. Nunca volví a decir en público el palabro. Hasta hoy, en vista de la injusticia que se comete contra Alicia Sánchez Camacho. Que uno será rojeras pero entiende de musculatura.

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  6. Apreciando su informe de buen entendedor, permítame abundar en mi anterior respuesta, F., aunque me demore en la cosa técnica acerca del "revolconcillo" con la ínclita: "Ni jarto vino".

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  7. Pues yo la encuentro muy sexy y no se hable más.

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