CUADERNO DE ROMA (5)
Después de esa infame (y deliciosa) hamburguesa, el error de comerme un helado bipolar de Nutella y Turrón. El turrón pasaba, pero esa nutella ultradulce comenzó a enlucirme por dentro con aislante de reactor nuclear y sabor a generación nocilla... Veneno frío y grumoso que me emplastó por igual la lengua y el cerebelo: su muñeco desorientado, gracias. Puta nutella. A partir de entonces, siempre Stracciatella. Divina stracciatella...
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