martes, 13 de marzo de 2007

BUHARDILLA DE LAVAPIÉS (7)



AMANECE VIEJO COMO UN GEMIDO DE ASCENSOR
viejo.
Alguien recoge todas las camas de encima de la mesa.
Las junta en un taco.
Alguien baraja los nortes y reparte.

¿He aplanado el bulto de una mujer dormida?

Me pongo una columna vertebral delgada,
unas manos apagadas,
me adorno una comisura con un cigarrillo y
salgo a la calle a ocurrir.

Este invierno está haciendo un Agosto raro.
Un mes con los calzoncillos de otro.

Un par de monedas encarándose en los bolsillos
y un trozo de carne todavía en el cerebro.

Su segundo nombre era ME ENCANTA VIAJAR
¿Y A TI?
La hice desaparecer cerrando los ojos.

Inacabado, me gozan mujeres acabadas,
pero sólo cuando yo también necesito sus cuerpos.

En otros barrios amanece con toda comodidad
para quien pueda pagarlo, pero aquí no.

Aquí sisean los taxis, los alegres drogadictos y la muerte.
Aquí hay calles en cuesta para el sudor y
miles de heridos con dudas y prisa.

Aquí hace un calor de pueblo con parados.

Me gusta este pánico.

La Barbarie es el sonido de un helicóptero.
También los altavoces municipales que pronostican fiestas.
Los chisporroteos de estática de la alegría blanca.
La partitura urbana de la nada que precede a un día más.
A un hombre que se para de repente y está vacío.

Moriremos un minuto de un año y será un segundo
pero seguimos atándonos los cordones de los zapatos
y casi nadie lleva sombrero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario