viernes, 9 de marzo de 2007

BUHARDILLA DE LAVAPIÉS (3)

Pero
tengo
una noche entera
para comprender a este dios pequeño y aterido
que me cuenta dichas de incendios
y vientres olisqueando por las aceras.

Tengo esta noche como un indio su caballo
pinto de estrellas.

Y voy a hablarte.


Lo que quiero decir es oscuro como una niña.
Lo que quiero decir es de contentas violencias
y de calladas subversiones.
De nuevas heridas jubilosas.
Del pánico.
De fe en la vida perturbada. De vencejos y de ventanas.

De hombres y de mujeres.

Del espíritu y del pus y de los cuerpos y
de taparnos alaridos unos a otros con almohadas,
con besos, con choques de trenes.

Imperdonable al whisky,
severamente ebrio,
necesitaría más balas para acertarte.

La Gran Locura es un ejercicio de precisión
y no deja mutilados vivos.

Ya
caí una vez por el eterno
hueco de escalera
de mi cabeza.
Los brillos de la noche pasaron por el borde de mi copa
abandonada
con chisporroteos de final de hoguera.

No es algo que le puedas contar a tu noviecita
sin verla humear
bajo tu lupa de psicópata.

El infierno tiene estos pasamanos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario