martes, 13 de abril de 2021

LA MUJER SALVAVIDAS


Arriba, Helena Maleno. Una heroína sin discusión. Y como tal heroína, la persigue la policía. Unas veces la española, a menudo la marroquí. Esta mujer ha sacado más gente del agua que las medusas. Y quien dice sacado, dice salvado. Pateras a la deriva, pateras condenadas, pateras con precadáveres pero con un teléfono móvil desde el que la llamaban a ella, su última esperanza, y ella, sin falta, llamaba a su vez a la policía que correspondiera dando las coordenadas exactas de los emigrantes en apuros. Un sistema de rescate tan sencillo y tan efectivo como para haber devuelto a tierra a unos cien mil seres humanos, cálculo aproximado en la dilatada carrera "antisistema" de nuestra chica. Antisistema porque salvar a esta desesperada gente de la muerte no resuelve el problema de fondo (nótese el sarcasmo marítimo) y los devuelve a la casilla de salida, lo peor de lo peor para los gobiernos y los países, ya sean emisores o receptores. Los muertos no vuelven a jugársela, por eso sí que son un problema menos dado lo bien que borra el mar a los jugadores con mala suerte. Recoges con altísimos grados de pena la cáscara vacía del cayuco o de la patera y aquí no ha pasado nada, señores. Así que, frente a la inquina de los responsables políticos y de los responsables de organizar y desordenar el desorden de la emigración desorganizada, la chica va de juicio en juicio defendiéndose como puede de acusaciones oficiales e infames que nada tienen que ver con su labor salvavidas, sin excluir oficiosas y profusas amenazas de muerte contra ella y contra su familia. Que la acusen también de colaborar con las mafias de LITORAL ya me parece más gracioso. Un emigrante con una fabada en el estómago no se hunde jamás. Incluso nada más rápido. A propulsión. Mis respetos, señora. Ha entrado usted en mi galería de héroes.

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