JUEGO DE TRONOS: FUNDIR EL MISTERIO

Para mí lo mejor de Juego de Tronos ha sido su música, su product placement de hielos de cubata (todos por fuera, de paisaje), la violencia gratuita (menos en los canales de pago), los Caminantes Blancos (La Generación del 27), Croacia, el enano (de largo el mejor actor), las nuevas tecnologías aplicadas a las antorchas, las muestras de política bajuna, el arte digital de los dragones (esos codos siempre en la barra cuando estaban en tierra; fantástica esa dogfight sobre Invernalia), los peinados de choni redimida de Dayneris, pero, sobre todo, las secuencias de batallas. Que al final los muertos decayeran en zombies de relleno o que el Murillo que pintara a los Inmaculados fuera Frank Miller (espartanos exóticos) tampoco importó demasiado. A los tipos que organizaron esos pollos a caballo y esas cargas militares habría que darles de comer aparte. Cuando el de arriba las escribió, no creo que imaginara lo que imaginaron con él los profesionales de los travellings y las "segundas unidades". Ya me podrían haber ahorrado los de la "primera unidad" esos primeros planos de Samsa con cara de estar oliendo un sutilísimo pedo medieval. ¿El final de la serie? Pues como decía el otro: "Aplausos, pero no indescriptibles". Y al de arriba, felicidades. Con los añadidos de algún guionista y la luz de un arco de personajes que a lo mejor no estaba en su texto, leer el último capítulo para 200 países al mismo tiempo realmente ha fundido el misterio.