miércoles, 13 de junio de 2018

CUÑAOOOO...


La inteligencia también es como la sangre azul, se nace con ella o no. Si te casas con un noble, parece que algo de aristocracia te toca en los apellidos y en la cosa de los palacios (qué chorizos), pero no intentes casarte con un genio para que te toque algo de su inteligencia, que no suele pasar, pasar no suele... Pobre Cristina, que se casó con un súper lumbrera (obsérvese su mirada de lince) por si tocaba la flauta y  al cabo ninguno de los dos rebajó una décima en su escala de Richter de la tontería. A la infanta le quitaron, encima, un ducado, y al otro le van a hacer escribir con palotes en la celda de una cárcel mientras trafica con lo mismo, con ducados. Oh, casualidades del destino, cómo coinciden los garrotazos de la justicia con los sellos en los que ya no aparece la cara de mi suegro, mísero de mí, oh, perdices, yo, que tantos pelotazos di, infelice. Risitas, con me, una epopeya te pido... De yerno que fuiste a simple cuñao, qué triste...

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