sábado, 13 de agosto de 2016

EL PAVO CERDO VIVO


Los protagonistas de las peores pesadillas mundiales de los últimos sesenta años han ido desapareciendo poco a poco, de matarile natural (Reagan, Pinochet, Videla) o de matarile inducido (Bin Laden, Gadaffi, Sadam Hussein), pero todavía quedan pavos siniestros oreándose por ahí. El más rancio y salsero, Henry Kissinger. El viejo secretario de estado de los gringos. No hay ignominia histórica que no le tenga a él subiendo y bajando de aviones. Allí donde huele a napalm, a gasolina, a dinamita, a puñal ensangrentado, allí está el PAVO. Premio Nobel de la Paz, el menda. Una maravilla. Ahora nos acabamos de enterar que hizo todo lo posible para que Carter no fastidiara la masacre de la dictadura argentina. Que estaba bien. Que palante. Que 30.000 muertos de izquierdas no son nada. Que cuantos más mejor. El cerdo vivo. ¿Con quién pacta un cerdo que sale libre de todas las matanzas? ¿Qué misión cumple para el matarife? ¿Cumple alguna actualmente?

2 comentarios:

  1. A este tío le tenían que dar el Noble de Matemáticas.

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  2. De poco le va a servir que meta papelitos plegados en las grietas del Muro de las Lamentaciones... Al infierno de Yhvh se va de cabeza.
    Allí, íncubos sodomitas le medirán con vergas de hierro forjadas en Alepo. Le mortificará, día y noche, un tango-lamento grabado con las uñas en las mazmorras de la mecánica naval del Rio de la Plata. Dia y noche, alto de volumen, a poder ser en voz de Goyeneche. Y como odiosa simetría especular, los daguerrotipos de los dos Adolfos de las dos haches (herr Hitler y herr Heichman) sobre la cama, mullida de escorpiones del desierto de Atacama. Dos nazis frente a un askenazí.
    Tiembla, viejo inmundo: soy el que soy.

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