martes, 11 de noviembre de 2014

VIGILANCIA PRIVADA... DE SESO


El anuncio es de hace unos años. Dos ejecutivos comentan admirados lo bien que se había portado un segurata impidiendo que robaran en su empresa. El más guay termina diciendo algo así como: "Ha usado su mejor arma. Su cabeza." Y yo me descojonaba... ¡Pero si es justo cuando suspenden el examen psicotécnico cuando les dan la porra! ¿Cómo iba nadie a trabajar para el Capital, con esos horarios, esos sueldos de mierda y esas órdenes, estando en su sano juicio? Pues los hay. Y cuando suspenden el examen de empatía, los rapan y les dan la pistola. No, no he tenido buenas ni agradables experiencias con la seguridad privada. Con la otra tampoco, pero al menos sé que trabajan en cierto modo para mí y por "mi bien". Que yo les pago y que ellos a su vez podrían pagarme la escayola. Pero con estos mercenarios de Joan Rosell o de Mayor Oreja, ni agua. Observadles cuando están a pie firmes vigilando que no le roben una bandeja de jamón york a los amables accionistas de Carrefour. Esa mirada de yonquis del orden (de pago). Esos ceños de neuronas con candado. Y pasad a su lado canturreando la mejor canción de los muppets, "Soy peludo y azul", en la versión del jurado, "Soy suave y marrón". Hacedlo sin llevar las ropas adecuadas, el peinado adecuado, los andares adecuados... Y comprobaréis de la mierda que hablo. ¿Que es una entrada rencorosa? Indudablemente. He perdido demasiadas horas de mi vida discutiendo dilemas éticos con ellos y la cicatriz todavía pica los días en que leo algo inteligente. 

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