miércoles, 11 de junio de 2014

REDACCIÓN: LAS VACACIONES DE VERANO


Las vacaciones de verano son muy bonitas como su propio nombre indica y a mí me gustan mucho a tenor del tiempo libre que generalmente es bueno, señorita. En las vacaciones de verano, verbigracia, por eso hace sol, y ahí es donde entramos en la cuestión de los días oportunos y las noches locas, según mi padre. Un día es oportuno cuando está para algo, salva sea la parte de la siesta, y la gente los oportuna para tomar el sol en la playa, horizontalmente las señoras y verticalmente los señores, haciendo de hermanos mayores de una sandía enterrada con un palito al lado para respirar, o la gente los oportuna para aglomerar arroz, tirarle una autopsia de pollo encima, y llamarlo paella, horizontalmente las mesas y verticalmente los señores removiendo eso con el mismo palito de la sandía fiambre o similar. En el respecto de las noches locas de verano, dice mi padre que lo son porque se produce un trastorno bipolar entre el poco tiempo que tienes, la distancia de tu madre (la mía) del sitio donde haya aparecido el trastorno, y la minucia de pollo en el almuerzo, que es poca carne para tanta necesidad, tripolar a estar alturas, sobre todo si se la compara con la carne de todas las mujeres de las noches locas, menos la tuya (mi madre), que por eso lleva mi padre un gintónic furtivo a la espalda y una cocacola (rancia) legal delante por si se le arrima la parienta (su mujer, mi madre, dos parentescos) a hacerle un control de alcoholemia de lo que está disfrutando de la noche loca después de un día oportuno en la playa, salvo la parte de la siesta. Esta parte dice mi padre que siempre hay que salvarla, como al lince ibérico, que no servirá de nada, dicho por todo el mundo, pero te da visión de futuro y todas las ínfulas felinas... Digo yo que para la noche loca y el trastorno, que propiamente me ha hecho mi padre que le adjunte arriba uno de esos trastornos en la redacción para que usted entienda mejor lo de las vacaciones de verano; que paga él lo que haga falta por el suspenso, que no le enseñe la redacción a mi madre (su mujer), y que otro día le escribo yo una redacción sobre las vacaciones de verano con las cosas que a mí me gustan, señorita, pero antes me fijo si está mi padre en la mesa haciendo números para las sandías que le alcanzan este verano y a cuántos trastornos puede aspirar este año con un cuarenta por ciento menos de nómina, normal que se tome antes los gintónic de la espalda y que aglomere en mí misma y en mi redacción todo el arroz que se le está pasando, señorita. Dios guarde a usted muchos veranos y ni le digo que mi padre también ha preguntado por su nombre y que cuántas primaveras tiene, fíjese el nivel de despiste con el tema que nos ocupa y que aquí termino exabrupto porque acaba de entrar mi madre y no quiero que vea el trastorno y se líe la tripolar.

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