jueves, 26 de junio de 2014

PUERCA POLÍTICA


Ayer sólo tenías que comparar la cara de Magdalena Álvarez con la de Ana María Matute para comprobar los estragos espeluznantes que provoca la literatura en las personas, el surco reptiliano de la imaginación con oficio en las comisuras, la curva de alimaña que se dibuja en tus ojos con  la suma de todas las fantasías que concebiste para perturbar el sueño de los niños, la amargura incesante de tu boca negada para la sonrisa a causa de inventar mundos y emociones para otros... Dos caras que dimitían al mismo tiempo... Y por cierto, cómo echo de menos escribir sencillo y desear que descanse en paz la mejor de las dos y que a la otra la sigan aguantando en su casa, que yo no puedo. A la que vuelva a ver su careto de mala de Maitena otra vez en la tele, gomito. Lo dicho, y por si no se me entienden los sarcasmos con la marea negra de la política pringándolo todo ayer y tapando lo importante: que una pena lo de la hija del paragüero, y que la tierra le sea leve. Qué carita más dulce hemos perdido. De matute.

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