martes, 18 de marzo de 2014

FORGES FOREVER


Borja Montoro era uno de los humoristas gráficos de La Razón. Uno de los más ágiles con el dibujo, pero bastante ceñido a la línea editorial del libelo, tuviera o no gracia la viñeta. A Borja Montoro le bastaba con dibujar a un Rubalcaba robándole a un pobre para que a los obispos se les iluminara el colmillo en el desayuno. O a Zapatero de Bambi. O a Pepiño Blanco diciendo alguna burrada. Linea clara, mensaje rotundo y un indiscutible trazo de buen dibujante. Para mi gusto, mejor que Puebla, en ABC. Pues bien, Borja Montoro ya no trabaja en La Razón desde hace unos meses. Puede haber sido un despido sin contemplaciones, una llamada de un subalterno y a la calle, después de que el año pasado ya le rebajaran el sueldo. Esta es una versión. Y otra, la dimisión del propio Borja Montoro, que "ya no quería ser el dibujante de las ideas de Marhuenda". Unas ideas que eran puros despropósitos, según el humorista. Unas ideas, digo yo, de psicópata rencoroso, más allá de cualquier gracia y, por supuesto, de ultraderecha, viento en popa a toda vela matinal a favor del gobierno. Porque el dibujante en cuestión había comenzado a dibujar algunas viñetas no demasiado complacientes con Rajoy. Algunos dibujillos en los que asomaba cierto resquemor por las fechorías incesantes del Partido Popular... Y llevaba un tiempo que "no cuadraba" con el bisbiseo supurante de la caverna. De modo que a la calle, Borjita. Por poco lacayo. Por poco esclavo. Por poco lameculos... Y aunque el despido o su dimisión le honran una cosa mala, no nos pongamos a tirar cohetes con la integridad e inteligencia de nuestro maltratado dibujante, que enseguida ha encontrado acomodo en otro libelo sin encuadernar, Libertad Digital. Trincheras nítidas hayan, para que no nos confundamos los del irredento rojerío y sepamos que Borja Montoro sigue estando con la derecha más pestuza, asi que el número de peones permanece inalterable en un lado y otro del tablero... Pero cómo serían de escalofriantes y tenebrosas las ideas de Marhuenda para asustar al propio miedo, ¿verdad? La locura. Una señal más de la podredumbre que destila y contagia ese tipo y la mierda diaria y grapada que dirige como un cómitre de galeras... A este tenor, y en este derrotero (de La Razón), me he acordado de otro de los ilustradores gráficos de este País y mucho más de mi gusto, con El Roto. Antonio Fraguas de Pablo. Forges. Cincuenta años ya de su primera viñeta y estos días muchos y variados motivos de celebración y recuento. Muchos años como para que la relación no haya pasado por sus altibajos, sus desencuentros, sus escenitas y sus besos a tornillo: Diez Minutos, El Jueves, Diario 16, El Mundo (allí Marhuenda era Pedro Jota), y todas estas mañanas en El País... Yo conocí el surrealismo con Forges antes que con Breton. El realismo mágico con Forges antes que con García Márquez. Y la gracia en estado puro con Forges mucho antes que con la virgen María. Así que yo también le agradezco al maestro estos cincuenta años de disparates y momentos inolvidables, aunque últimamente raleen un poquito, creo yo que porque esta estafa de la crisis nos está envenenando a todos... Así que un millón de gracias a Forges con mi caricatura de arriba, un poco su propio personaje... Está Mariano durmiendo y entra Concha a despertarle:
-Mariano, las siete.
-Que pasen.

FORGES FOREVER.

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