jueves, 27 de febrero de 2014

POBREYÓ


La señal apocalíptica de que esta crisis-estafa está arruinando al más pintado es la caída en bancarrota del mismísimo Pocoyó. Lo han arrastrado por bolsas y concursos y accionistas babeantes y el muñeco ha quedado para los zorros mejicanos que se quieren quedar con su encanto y su dinero. Aparte de los monster-politics que han surgido de la Marca España, los mejores en desanimación, el líder en animación de la marca Zinkia se nos viene abajo. Que no se enteren los niños y que los padres sigan poniéndoles los vídeos de cuando todavía estaba lozano, gamberro y activo. Que tampoco sepan que a Pajaroto se le vio por última vez en el asador de pollos del Murciano, calle Valencia, Lavapiés.

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