martes, 25 de febrero de 2014

OPERACIÓN RITZ: LOS TRISTES CONTRA JORDI ÉVOLE


De todos los que participaron en el sketch documental de Operación Palace, el que más me gustó fue Garci. Y no por sus dotes interpretativas, que para eso es director de actores y conoce el paño. Ahí fueron más sorprendentes Vestrynge y Mayor Zaragoza, por ejemplo. Qué par de muñecos para la Pixar. Lo que me encantó de Garci fue que se prestara con total normalidad al supuesto trapicheo con el Oscar que le dieron. Si Felipe González podía tirarse al suelo por exigencias del guión (y Anthony Hopkins agacharse bajo una tronera), él podía simular durante una hora que la Academia le había dado el Oscar en pago por su cámara oculta con el golpe de estado del 23-F. Sentido del humor, profesionalidad, y como decía Iñaki Gabilondo en la SER, "humildad". Luego el recochineo en El Intermedio de que si Garci hubiera rodado de verdad el 23-F, ese golpe de estado todavía no habría terminado. Un punto a su favor, de todas formas. Para apreciarlo en lo que vale, habría que conocer la lista de los que declinaron participar en la broma. Felipe González entre ellos, por supuesto. Lo más divertido de los efectos que aún colean con el documental trampantojo es la numerosa caída de caretas por editoriales, articulos y redadas en Twitter. Los ofendidos. Los dignos. Los tristes. Cuanta peña a la que tenía en buen concepto, incapaz de encajar un vacile. En mitad del terreno de juego, un súbito quiebro periodístico, un regate a los escasos datos que se disponen sobre un acontecimiento crucial en nuestra historia, un cabezazo en el área pequeña de nuestras convicciones para poner en entredicho las condiciones en las que se ejercita la "libertad de expresión" en este bendito país de mierda... Y, de repente, la jugada nos deja a todos con el culo al aire. Sin portero. Sin defensas. Sin anticuerpos. Tanta es la mierda que nos tragamos sin fórmula cualitativa, que cuando nos dan un delicioso potito que nos vuelve locos no soportamos que con el primer eructo de satisfacción nos digan que es mierda pura con la tuna de la Sexta cantándonos alegremente la fórmula cualitativa: morbo, argumento de autoridad, guión maquiavélico, montaje verosímil y oportunidad. ¿Efectos secundarios? El País calificando la pieza de "Patraña" (no se ha visto más rencor colectivo) y el coro de los tristes con el culo al aire borrando twits, berreando por los balcones que ellos esperaban información fidedigna, no un embuste, y que a Jordi Évole se le ha acabado la credibilidad. Juás. La credibilidad se le ha acabado a este país hace años. Y el reseteo sinvergüenza del 23-F sólo lo ha puesto en evidencia. Nos han colado la Monarquía, la Transición, el Rescate Bancario y la Reforma Laboral como piezas de riguroso periodismo, ¿y no aguantamos una divertida función de instituto? Echadle un ojo a todos los que están ahora en plena Operación Ritz, a ver si os tomaríais una caña a gusto con ellos. Tú no, Mati, que contigo sí me la tomo... Y, por supuesto, con Garci. A que me cuente otra vez eso del "western de sentimientos" de "Canción de Cuna", que sé que le inspira. Por el buen rato del domingo estoy que le aguanto lo que quiera.

4 comentarios:

  1. Seguimos siendo inquisitoriales: picota y hoguera.

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  2. Antes de nada: desde hace bastante tiempo no se incluye mi foto en mis intervenciones en este blog. Aparece una señal de "prohibido" (una vez más, me prohíben. No pasa nada. Me la pela). ¿Será porque -muy obviamente- estoy fumando y además claramente en un bar? Eso sí es teoría de la conspiración.

    Otrosí: nunca he dudado que nos quedan muchas cervezas compartidas. Gracias por la mención.

    Aún más: me he bajado la recomendación de Sekhmet, el libro de Martínez Inglés. Curiosidad.

    Y finalmente (con respecto a este temita): tras dos días de opiniones de todo tipo sobre la obra de Évole, nadie, ni dios, ni los ángeles ni la madre que lo parió ha hecho la más mínima reseña en ningún sitio al programa dedicado al 23F y los asesinatos de Maura, Dato, Prim... en "Cuarto Milenio", que empezó nada más acabar el de Évole. Un excelente debate donde se aportaron un par de datos más, estando todos los intervinientes de acuerdo en que ni nos han contado nunca la verdad ni nos la van a contar.

    En mi opinión, un muy buen programa. ¿Tú hablas de país de mierda?

    Y yo.
    Amplector te, Cristóbal

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  3. Fíjate que a mí me cae mejor desde el otro día.

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