jueves, 16 de enero de 2014

UN MANIFIESTO DE HACE AÑOS...


Días en los que te llega el desaliento como una multa del futuro. Un mal rollo premonitorio, con su arcén lleno de gatos muertos que todavía no han nacido y tú borracho de pura lucidez. Presagios en la torpeza de todo como una niebla y lo que entendías por el día de mañana empapado en todas sus horas, en su agenda blanca como las noches de Dostoievski. Como diría un médico: "Eso va a ser un parásito". Y puede ser. Así que he buscado una de mis tablitas de náufrago, ya con su lapa por el tiempo que ha pasado, y me rasco. Por la alegría sin fundamento y contra los parásitos de cualquier tipo:  

Sé que este país está hecho con las cáscaras de un suelo de barra, que los policías son muñecos, que el dinero abstracto no es dinero, que la realidad que nos provocan es la acuarela de un mono; sé que este país está hecho con las raspas de un poeta, con el pollo asado que pinta en la pared un hambriento, con los abrazos de los que se buscan las navajas mientras se abrazan; sé que en cada beso puede ocultarse una manera de callar al otro, que cada pesadumbre visible es la sucia ligereza del prójimo que la ve; sé que los modales del caníbal se llaman envidia, que la convivencia es el juego de mesa del mono de las acuarelas, que la piel de los políticos se escama con el roce de la indiferencia, que los malnacidos y los poderosos y las corbatas comparten con la muerte su prestigio solitario; sé que la risa es un don y que el hábito de la alegría la suscita; sé que el tiempo es un acuerdo entre amaneceres y sé, para acabar, que el amanecer es el único humor paulatino que cabe celebrar entre tanta mierda... Por todo ello, queridos, este brindis al sol. Con el permiso de Sábato, Sartre, Ciorán, Bacon y Goya, y hasta sin él, el optimismo de un alargafiestas. 

Y ya me siento mejor.

1 comentario:

  1. Te veo cuerdamente loco, sobre todo por esa definición de tiempo: "acuerdo de amaneceres".

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