MARINE LE PEN Y EL FRENTE NACIONAL DE LOS HIJOS DEL FARY

Si el hijo del Fary se presentara a las elecciones europeas del año que viene arrasaría con más del 24% de los votos. En su programa electoral sólo necesita que aparezcan tres propuestas sencillas: emigrantes fuera, trabajo para los españoles y a tomar por saco el euro. Además, debería ambientar sus mítines con sprays de bacalao y luego invitar a cerveza a todos los asistentes, como un milagro. Porque el hijo del Fary no entenderá gran cosa de política, como tampoco entendía su padre, pero sí sabe hacer dos cucamonas bailables en un escenario y contarle a la gente cómo eran de buenos los bares de antes, con las raciones de boquerones en vinagre en sus platos como en una parada de la sección femenina de las monjas del buceo (sin rastro de anisakis, ese griego), los tintos de verano como géyseres de la naturaleza hispana, y todos los camareros sabiéndose de memoria la alineación de la División Azul y el último chiste de gitanos. Pasado mañana, por ejemplo, el hijo del Fary podría arrancar su campaña por todo lo alto en el Día de la Farinidad y empezar cantándole el Torito Bravo a los aviones de la escuadrilla Aguilucho con la clavija del volumen a tope, a la extrema derecha. En mayo de 2014 el Frente Nacional de los Hijos del Fary se haría con la mayoría absoluta en el parlamento europeo, dejaríamos de pagarle la deuda a los alemanes, meteríamos a los Mercados en la cárcel, a los emigrantes en una patera de vuelta a sus putos países tercermundistas y le daríamos el Ministerio de Trabajo a cualquiera de los hijos de Ruiz Mateos. Un resultado parecido habría conseguido el Frente Nacional en el país vecino. El gabacho, no el otro. La Grandeur en Francia, y aquí, la Caña de España. A la pregunta de cómo ha podido triunfar sin teñirse de rubio, el hijo del Fary dirá que la Marina es la polla, pero que aquí somos mitad y mitad, fascistas y muertos de hambre, y nos lo pasamos de puta madre. A la pregunta de cuál va a ser su primera medida de gobierno responderá que la creación de la asociación G.G.A.A., Gitanos Anónimos. "Soy gitano, pero me estoy quitando". Para alegría del ministro francés de interior, el payo Manuel Valls. Hollande pondrá su boquita en "u", de susto ligero, y Rajoy pondrá su bocachancla en "cuán grande es la recuperación" hasta que Torrente le orine dentro y todos contentos.