martes, 6 de diciembre de 2011

WOODY ALLEN, EL KÖNISBERG DE KANT y MIDNIGHT IN PARIS DESDE UN PUNTO DE VISTA ONANISTA

Woody Allen tiene un Könisberg entre sus apellidos judíos. Könisberg, la ciudad de la que jamás salió Emmanuel Kant, el del imperativo categórico, el metódico (más aún que Descartes, el del método). Cuentan que la gente de Könisberg ponía los relojes en hora con el paseo que se daba diariamente Kant. Clavados. De reloj, que se dice. También se cuenta maliciosamente que el hombrecillo del imperativo categórico se masturbaba lo mismo: a la misma hora del mismo día, tuviese inspiración o no. Así es Woody Allen, por culpa del Könisberg del apellido. No ya con las masturbaciones, que a lo mejor, sino con las películas: un estreno todos los años, tenga o no tenga el cuerpo para risitas / eyaculaciones. Eso fue lo que le pasó con "Cristina Barcelona" o como quiera que se llame el bodrio: que no estaba para onanismos y se la cascó igualmente: gatillazo. Pero sí que estaba para el placer solitario con "Midnight in Paris", una deliciosa noche en la que nos ha hecho ver las estrellas a todos: Dalí, Hemingway, Buñuel, Fitzgerald... La Vía Láctea entera. Un orgasmo de película, que es lo que quería decir.

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