domingo, 12 de diciembre de 2010

EL NOBEL A UN CHIVATO


Fabada aparte (el vino y el pan lo pones tú, Marce), me llevan los demonios con un fragmento que escuché del discurso de agradecimiento del Nobel del pánfilo pijoflauta Vargas Llosa. Con la tontería de que la literatura une a una gran variedad de seres humanos lectores (a los oyentes se los saltó), el cabronazo chivato de mierda destripó el final de seis o siete obras maestras. Estupendo favor a quienes aún no las han leído. Maravillosa lección de desencanto para los millones de neófitos que pudieron escucharle: Mala suerte, chavales. Que si la ballena se cargaba a Ahab, que si Bovary se suicidaba, que si la Karenina también o que si el pueblecito de Comala estaba habitado exclusivamente por muertos, "que yo lo sé". Jódete, lector primerizo. Como si te cuentan el final de "El sexto sentido". Pero en Nobel. En peruanito llorón porque su mujer le hace lentejas y maletas y le filtra las visitas y le organiza la próstata. Me cago en todos sus muertos. Que alguien le quite el esmoquin y se lo haga comer. Hijo de mala madre chivato millonario de mierda tonto del Boom de los cojones. Espero que Pantaleón abjure de ti y escupa en tu foto de solapa. En solidaridad con Pedro Páramo, por ejemplo. Cambiando de tema, pero sin dejar de hacer sangre, me lo he pasado pipa pintando la morcilla asturiana de arriba. Lo decía Angel González. La historia es como la morcilla de mi tierra: se hace con sangre y se repite. O algo así. Que aproveche.

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