viernes, 24 de septiembre de 2010

MI PROBLEMA CON LOS CANICHES


Oh, sí, disculpad. ¿Shakespeare? Dadme el teléfono. ¿Cómo puede un hijo decir estas tonterías? Hay que acortar. Me siento ridículo con estas mallas. ¿Quién sabe dónde está Dinamarca? ¿A quién le importa el alcantarillado en Dinamarca? No pienso decir esta frase. Hay que alargar. Ni esta. Hay que acortar. Ya se me ocurrirá algo más ocurrente. Me se ocurre que. Soy yo el que pone la cara. ¿Dónde pone la cara el guionista? Listillos de mierda. ¿Shakespeare? Comunica, el capullo. Si fueran buenos escribiendo, se sabría. Estercita, mona, dile a tu novio que me espere. Que no se vaya. Jimmy, ya sé que es de noche, pero quiero que haya más luz cuando salgo. Dile al realizador que te lo he dicho yo. La parte del monólogo no la voy a decir, ¿vale? Es que no la entiendo. ¿Quién puede aprenderse una cosa que no entiende? Susana, guapa, los brillos.

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