viernes, 13 de agosto de 2010

YERETEF (GRACIAS)

No he estado nunca en Senegal, pero creo que entre Málaga y Madrid ya he visto un pueblo grande de los suyos. Al menos a sus habitantes, uno detrás de otro. A toda su gente, hombres y mujeres entre veinte y cuarenta años. Altos, fuertes, animosos. Todos aquí, en España. ¿Todos? No. Ningún niño, ningún anciano... Quedaron todos allí, en Senegal: imagino que ahora un país de niños y abuelos mirando con fe el mapa de España. Un país de niños y abuelos mirando aterrorizados el mapa de España... He visto a los mejores de los vuestros pateando playas entre multimillonarios y dan ganas de meterle fuego a la toda la Costa del Sol por la parte de las hamacas y/o tumbonas. Un espanto... Con la de piña que hacen entre ellos, ¿por qué no se compran una traíña o una barca grande y salen a pescar? Supongo que será cuestión de papeles y permisos, pero siempre será mejor que traten de vender pescado a que traten de vender tonterías. Los senegaleses, unos pescadores de puta madre. Temblaría el Cenachero.

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