lunes, 23 de agosto de 2010

MI BARRIO (43)

Mi barrio últimamente es muy último y a la última, como si lo acabaran de inventar los periódicos. La gente se lo cree y viene a inaugurar una moda, una tendencia, un titular. Le puede pasar a un pintor porque aquí están los mejores cuadros, le puede pasar a un escritor porque aquí están las mejores novelas y le puede pasar a un gay porque aquí están los mejores atardeceres. Como si uno de Cuenca no pudiera pasear por Zurich porque allí no hay nada de Cuenca, los gays ahora se vienen a mi barrrio porque les han puesto cosas de Cuenca. Cuenca para la piel, Cuenca para beber natural, Cuenca para bailar y Cuenca para tomar por culo. A nosotros en el barrio como que Cuenca siempre nos ha parecido Cuenca y que cada cual es libre de ser de Cuenca o de ocultarlo, así que los viejos dicen buenas noches o buenos días y siguen echándose un pito o la bonoloto, por eso no entendemos ninguna de las importancias de ver a dos pelones besándose o a dos feas cavando juntas un cimiento. Pero ahí estamos en los periódicos, hasta arriba de Cuenca. Un placer, oiga, y que viva el patrón de las cosas colgantes, pero entre los de Cuenca con sus cosas de Cuenca, los ecuatorianos con sus cosas de Ecuador, los polacos con sus cosas de Polonia, los senegaleses con sus cosas de Milán, los moros con sus cosas de fumar y los chinos con sus cosas de comprar y romper, aquí cada vez van quedando menos cosas del barrio, como un perro cagando a deshoras o una vieja con sus cosas de vieja. Y, últimamente, maricones por todos los lados. Barrio multicular.

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