miércoles, 10 de marzo de 2010

LOWON OPPENHEIMER


Todo el mundo sabe que el motor eterno se compone someramente de gato y tostada untada de mantequilla (véase Fig.1), y se basa en el sencillo principio de que un gato lanzado al aire siempre intentará caer de pie (por naturaleza) y de que una tostada lanzada igualmente al aire siempre intentará caer por el lado de la mantequilla (por maldad; véase Principio de Peter). Unidos ambos, a ese vórtice levitante a unos treinta centímetros del suelo se le conoce como la Dinamo Joder Joder Joder. ¿Algún uso práctico? Por supuesto. Basta con meterle luego al gato un cable por el culo y aprovechar la energía cinética resultante (véase Molinos de Viento). Ahora bien, habida cuenta de la reciente sucesión de nevadas y terremotos por el mundo (Cataluña también pertenece al mundo, aunque ellos lo nieguen), esta conocida ley física -principio fundamental de la Dinamo Joder Joder Joder- también es aplicable al dominio de los pueblos y la manipulación de las masas por los políticos. ¿Cómo? Bastaría con provocar artificial y simultáneamente un terremoto y una nevada. ¿Y esto? Cosas peores se han visto en periodo electoral y tampoco han de salvarse de ello científicos comprados, si hasta hay médicos, obispos y jueces que se venden. ¿Una nevada y un terremoto a la vez? Nos explicamos. Si con los terremotos la ciudadanía huye despavorida de sus casas hacia la calle y con las nevadas la ciudadanía huye despavorida de la calle hacia sus casas... ¡Ahí tenemos de nuevo el vórtice levitante! Con el Terrevada o con la Nevamoto (ya se pronunciaría la Academia con sus disquisiciones sobre el género), millones de ciudadanos flotarían literalmente entre sus casas y la calle, estupefactos, confusos, nevados, estremecidos, sin suelo bajo sus pies, desasistidos, influenciables... El estado ideal para que los políticos nos metan un cable por el culo y a ver qué pasa. No sería peor que lo de ahora.

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