ILUMINACIONES DE FE (NOSA)
Yo sí veía las estrellas cuando llevé a la susodicha santa en procesión de pequeño (catorce años o así). Era el más alto de los costaleros de pacotilla que íbamos portándola obligados. En cada badén, mi hombro se acordaba de aquello suyo de "tan alta vida espero"... Si mi "vida" hubiera sido más bajita, no me habría dolido tanto, cachonda. Y venga badenes, y venga badenes... A la que veía abrirse un balcón saetero con beata emperifollada aclarándose la garganta, buscaba como loco piedras por el suelo para que aquello se acabara cuanto antes. Soltar a la santa, descalabrar a la jilguera, y salir zumbando de allí a leer a Nietzsche o cualquier otro tebeo.
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