DOS SEÑORAS CONVERSAN (SIN BRYCE ECHENIQUE)
-¿Qué tal su marido últimamente, querida?
-¿Por qué "últimamente"? Lleva dispensándome de su inteligencia desde que nos casamos, de modo que "últimamente" tampoco me ha sobresaltado.
-Se lo pregunto porque "últimamente" en los salones han pasado de llamarle zopenco a llamarle mastuerzo.
-¿En su cara?
-Directamente.
-Será que la servidumbre ha aportado algún matiz.-Nuestros criados son más discretos, querida.
-Vuestro dinero os cuesta.
-Y algún accidente con muerto en las cuadras.
-Adoro su sentido del humor. Además, qué importa lo que admiren de mi marido en los salones. Ni a él le cambiaría la expresión con una antorcha en cada oreja, ni a ellos el concepto general que tienen de su manera de comportarse en público. En lo que respecta a los imbéciles de récord, la gente siempre ha sido demasiado... fascinable.
-Olvidémonos de su marido. La que me tiene fascinada es usted, querida.-Vaya. Eso es que le ha gustado sobremanera el chochazo que acabamos de darnos en la espesura, señora marquesa.
-¡Digo!
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