viernes, 20 de abril de 2007

BUHARDILLA DE LAVAPIÉS (42)



En el útero
Cubría mi mentón con los puñitos cerrados
Fintaba en sueños
Daba el paso atrás con mis cejas sangrando
Dios me sacaba el protector bucal
Y me daba aire con una toalla blanquísima
Para que pudiera nacer
Así me quedó esta costumbre
De llorar poco
y pegando


Me sé goteado
como los crímenes
que se van sabiendo.
Bebido
como un roble tras la tormenta,
y qué.

La épica soy yo.
Ya no distingo entre lo que vivo y lo que muero.

Me enloquecí a conciencia.
Digo pan, mujer, risa y daño.
Adoro morir y
me estoy creyendo.

He querido y me han matado, parece.
Los míos me arrojan palabras y mantas
pero yo prefiero pasear por la desgracia,
borroso y descalzo,
buscando gatos ardidos,
muñecas mojadas
por mis venas a punto de cerrarse.

Camino el desastre
como un perturbado sonriente
para que me saquéis fotos y parecidos
como hacéis con Dios en su cumpleaños.

Os miro y no os puedo creer.

Qué bien disparan los fascistas de buenos dientes.

Me ahorco de sueños
y yo mismo me ladro
a la salida de los escotes
de sólo dos pechos.

¿Qué buscabas?

Ruinitas.

Las hay de un solo beso y de dos.
Las hay de una cama y de dos.
Las hay de una mamada por probar
y las hay hasta de dos si les gusta.

Las ruinitas nunca tienen ventanas de tocino
ni años,
¿verdad, nena?

No hay comentarios:

Publicar un comentario