miércoles, 18 de abril de 2007

BUHARDILLA DE LAVAPIÉS (40)




(Súbeme la manta, madre, desde tan lejos.
Súbeme el calor. Tráelo como una merienda.
Dame la paz de saber que hay alguien.
Están tan furiosos conmigo.
Sólo les hablé.
Estoy muerto en el suelo y sólo pido que
me subas la manta,
madre)


Un Pegaso de cinco ejes con su carga de mujeres calladas
-los mejores culos del siglo-
no es peor muerte que una colina normanda
o un vientre malo.

Este es un bonito adiós
que saluda.

Como un alijo de besos
en el doble fondo de unas bragas dulcísimas
ahí van algunos nortes a la espalda:

Mijas, Málaga, Santiago, París, Barcelona, Herencia, Caen, Alicante, Mérida, Nerja, Alcira, Antequera, Cremona, Valencia, Segovia, Zaragoza, Milán, Madrid, pero nunca me he movido de mí mismo. Antes bien he preferido

que se me vaya hermosa la cabeza
a las copas y los perros y los culos.

De tan herida tan hermosa
en el silencio y en las ciudades y en los barrios
y en Lavapiés.

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