Lucro cesante, especulación con alimentos, desorientación a causa de las drogas... Esa es la historia que yo tenía en mente cuando pensaba en Garbancito, el niño que para recordar el camino de vuelta a casa por el bosque iba arrojando garbanzos tras de sí. Y una mierda. El cuento verdadero es catalán (Patufet) y es la historia de un acondroplásico que se cae dentro de una col y se lo come un buey. Ni lucro cesante por no vender los garbanzos, ni especulación con alimentos por deshacerse del stock, ni desorientación por drogas (iba a por bayas guais). El cuento mío terminaba fatal, el niño perdía sus pistas (los pájaros canallas se zamparon sus garbanzos) y un ogro se lo comió ensartado en una navaja de Albacete. En la ilustración, el comienzo del fatal desenlace del mío y que los catalanes salven al suyo como puedan. Y espérate que el mío no sea... Pulgarcito. La leche, qué despiste.A SU PRIMERA BICI MI ABUELO LE PUSO "LOPE DE VEGA" POR LO TARDE QUE SE LA HABÍAN REGALADO. "LOWON" TAMBIÉN ES UN VIEJO NICK, DE CUANDO EN LOS CHATS SE BEBÍA Y HABÍA MONSTRUOS. SIRVA TAMBIÉN PARA ESTE CUADERNO QUE EMPIEZA. DE LOS TEXTOS E ILUSTRACIONES QUE CONTENGA, SALVO MENCIÓN O CITA EXPRESA, Y MÁS POR LOS MERODEOS POLICIALES QUE LOS PROPIOS DE LA VANIDAD, SOY YO EL ÚNICO AUTOR Y RESPONSABLE A TODOS LOS EFECTOS, Y AFECTOS, SI LOS HUBIERE. (2007)
sábado, 19 de marzo de 2011
LA VERDADERA HISTORIA DE GARBANCITO
Lucro cesante, especulación con alimentos, desorientación a causa de las drogas... Esa es la historia que yo tenía en mente cuando pensaba en Garbancito, el niño que para recordar el camino de vuelta a casa por el bosque iba arrojando garbanzos tras de sí. Y una mierda. El cuento verdadero es catalán (Patufet) y es la historia de un acondroplásico que se cae dentro de una col y se lo come un buey. Ni lucro cesante por no vender los garbanzos, ni especulación con alimentos por deshacerse del stock, ni desorientación por drogas (iba a por bayas guais). El cuento mío terminaba fatal, el niño perdía sus pistas (los pájaros canallas se zamparon sus garbanzos) y un ogro se lo comió ensartado en una navaja de Albacete. En la ilustración, el comienzo del fatal desenlace del mío y que los catalanes salven al suyo como puedan. Y espérate que el mío no sea... Pulgarcito. La leche, qué despiste.
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