Hasta en lo más profundo de mi inquina por el basural de corrupción de este país, hay un punto de lástima por seres tan carentes de escrúpulos, de bondad y de respeto. Un punto de conmiseración casi cristiana: son felices con la mierda como los escarabajos peloteros, pobres bichos, qué existencia más miserable. Y les deseas un campo de concentración para todos ellos o la cárcel, no aplastarlos con la bota. Tampoco que a uno de ellos le dé un infarto y muera sin haber pagado por la porquería que ha esparcido a su alrededor. Descanse en paz Rita Barberá.