DÍA DEL ORGULLO GRIEGO


Cuando termine el día la pequeña aldea seguirá humeando como ayer. Los lobos de las colinas que la rodean seguirán allí también y la llegada de la noche apenas refrescará sus caras manchadas de tizne y angustia. Pero habrán decidido juntos con qué mirada enfrentar al enemigo. Sólo la mirada. Desarmados, enfermos, heridos, sólo la mirada. Ese orgullo. ¡Peán! Y que vengan.